Hoy continuamos con los detalles de la preciosa boda que empezamos a enseñaros ayer. ¿Dónde nos habíamos quedado? Creo que es el turno de las mesas de la cena. La decoración, fabulosa, estaba compuesta por elementos muy simples pero abundantes. Caminos de mesa de lino, velas flotantes, libros en colores claros, rollos de papel y flores colocadas en botellas de agua. Las sillas de los novios de diferenciaron de las demás con jirones de tela anudados al respaldo. Las velas y las pequeñas luces blancas ayudaron a crear un ambiente mágico al anochecer.
A la hora del postre, la tarta y la mesa de dulces fueron las protagonistas. Como os contamos ayer, la tarta, compuesta por capas en diferentes tonos de rosa, se diseñó inspirada en el vestido de la novia. La mesa estaba presidida por varias fotos enmarcadas de las bodas de sus padres. Para la presentación de los dulces se eligieron piezas de loza blanca que acentuaban el aspecto hogareño. Y, además de los cupcakes, los novios quisieron incluir sus dulces asiáticos favoritos para que los invitados se los llevaran a casa.
En otra mesa, y utilizando los mismos elementos estéticos que en el resto de la boda, se colocó el libro de firmas para que los invitados pudieran dejar mensajes de felicidad a la pareja. Nota mental: ¡quiero esa lámina rosa!
Y, ya para terminar, se habilitaron diferentes espacios para la fiesta, como un fotomatón, una pista de baile y una zona de descanso.
Y esto es todo. La verdad es que el trabajo de la wedding planner fue impecable y consiguió reflejar perfectamente la personalidad y estilo de vida de los novios. Fue una boda única, porque solo podía ser suya. Y eso es lo importante. 🙂
Andrea says
Que cosa más bonita de boda. Me encantaría poder hacer ese trabajo, el vuestro, crear momentos combinándolo todo a la perfección y haciendo que lo recuerden el resto de su vida como algo perfecto.