La semana pasada os enseñé las invitaciones de madera más divertidas que he visto en mucho tiempo y hoy os empiezo a contar un poquito de la boda que seguía a las invitaciones.
Lau e Iñi (me mata cuando vea que le he llamado Iñi en público) me contrataron hace dos años. Es que nuestra boda va a ser complicada, me dijeron. ¿Complicada? Baaah, tonterías, si solo hay que montar una boda desde cero en un prao totalmente vacío de un pueblo de diez habitantes.
¿Pudimos disfrutar más? Juro que no. Entre las quedadas en Madrid en las que Laura nos cocinaba lentejas, las visitas al pueblito bueno con el CD que luego me regalaron, el pedal que nos pillamos juntos en las fiestas del pueblo de al lado (qué vergüenza, qué vergüenza, que aún casi no los conocía…), las berzas con garbanzos donde Michel, la barbacoa en casa de sus padres, ya totalmente integradas en la familia, y la semana que nos pasamos en la casita más riquiña del mundo que los novios nos alquilaron en el pueblo, esta ha sido una de las bodas más inolvidables de la historia de El sofá amarillo.
¡Si hasta los dos durmieron con nostras al día siguiente de la boda porque sus casas aún estaban a tope de invitados!
Boda de caerse una lagrimita en el coche de vuelta porque ninguno queríamos que se terminara. Este tipo de boda.
Laura se vistió en la casa de sus abuelos, al ladito de la iglesia del pueblo, y fue caminando hasta allí acompañada por su padre.
En esta boda la protagonista absoluta fue la paja, y la pusimos incluso dentro de la iglesia. Queríamos notar el sabor del campo también en la ceremonia, lo llenamos todo de macetas con hortensias, lavanda y flores silvestres y cambiamos la raída alfombra roja de la iglesia por un pasillo de tela de saco. Incluso los novios decidieron sentarse en un fardo. Y luego se arrepintieron, pero era tarde, jajajaja, el que avisa no es traidor.
La ceremonia, una de las más atípicas y preciosas en las que he estado. Los novios subieron al altar, participó todo el mundo en la misa, se dio la paz uniendo las manos de toda la iglesia, se pusieron las alianzas mirando a los invitados y finalmente todos les dieron a los novios su bendición con las manos en alto. Divertidísimo, emotivo y genial. Me pido a este cura para todas mis bodas. 🙂
Después de la lluvia de arroz (¿os he contado que cada vez vuelvo a ser más partidaria del arroz?) y de dar muchos besos y muchos abrazos, los novios se subieron a un Mini con Megan, la fotógrafa, que iba haciendo fotos a los invitados que saludaban al coche a su paso.
Entre la iglesia y la finca de la boda había más o menos un kilómetro, que la mayoría de los invitados recorrió a pie. Como lo sabíamos, esta vez pusimos la ya famosa limonada de El sofá amarillo (con su no menos famoso dispensador) a medio camino, para que todo el mundo pudiera refrescarse y llegar en plena forma al aperitivo. Botes, vasos, botellas, todo valía para rellenar con limonada fresquita y quitarse la sed.
Cómo molan los pueblitos, tú plantas una mesa de limonada ahí en mitad de la carretera y tan panchos. Y vuelves a las dos horas a recogerla, y tan panchos también. En serio, me mudo a una aldea ya.
Creo que por hoy es todo, vuelvo a empezar con el síndrome de no poder seleccionar fotos y abreviar, está claro.
¿Y cuáles son los hits de esta primera parte? Pues en primer lugar, la maravilla de tocadito que hizo Lucía Be a Laura a base de semillas, idéntico a una pulsera también de semillas con la que se casó la madre de la novia.
En segundo lugar, las flores y plantas preciosas de Cristian de Búcaro, que ya me conoce y me trae un montón para que yo las disperse por ahí sin orden ni concierto.
Y tercero, las fotos perfectas de Megan Spelman, ya me encantaba su trabajo pero desde esta boda es una de mis prefes sin duda alguna. ¡Y qué bien nos lo pasamos con ella!
Os contaré más, que a este paso estamos hasta Navidad solo con esta boda. 🙂
Un beso enorme y feliz martes pequeños, cuando leáis esto yo estaré ya desde hace unas horas de camino a Cantabria. ¡Qué ganas de boda ahí!
Indara
Lau says
ay ay ay!!! que vergüenza que me da... jajaja
El Taller de Petunia says
Me han encantado las fotos, precioso evento
soniambar says
Aaaaaaaaaaaaahhhhhh!!! quiero más... Oh Dios...
Chus says
Yo también quiero tener una casa en un pueblito así!!!! me encantan ese tipo de bodas, sencillas, rústicas, con sabor a campo. El detalle de la limonada les tuvo que dejar a todos con la boca abierta. Me ha gustado muchísimo. Besos.
Natalia says
Indara, cada día te superas!!
Me requeteencanta!!! Voy a parar de leerte porque con cada boda me quiero volver a casar yaaaaaaaa!
Muchos besos!
Megan says
Que guay!! Sois los mejores y que super trabajo habeis hecho. Increible!! Mil besos a el sofa..
Pía says
Con ese equipazo no me extraña que haya salido una boda tan bonita! Enhorabuena!
Alba says
Me encanta!! Sobre todo los colores de las flores!! Maravillosa boda,la novia está guapísima!!
http://am-momentosespeciales.blogspot.com.es/
Confeti en los bolsillos says
Preciosa boda, decoración, color,... todo!!
Me ha gustado mucho!!
Confeti en los bolsillos
Isabel says
Un par de curas más de esos y me convierto al cristianismo.
La Tienda de las Flores says
La decoración floral de la boda me ha parecido perfecta y muy original fusionando las flores y plantas con las pacas de paja, como dije en mi anterior comentario me parece muy de pueblo como a mi me gustan las cosas, "de pueblo".