La semana pasada, mi querido Cristian, de Búcaro, me mandó un email diciéndome que se había acordado mucho de mí en la cena de la fundación Anar. «Mira cómo era nuestra mesa, ¡una oda al amarillo!». Y hasta me temblaron un poco las manos al abrir las fotos. ¡Oh, maravilla! La fundación Anar es una…