Ayer fui al gimnasio. «Pues vaya cosa», pensaréis. Eso es que me conocéis poco. Mis amigos ya se habrán levantado de la silla y se habrán echado las manos a la cabeza con los ojos muy abiertos y la mandíbula desencajada. ¿¿¿Gimnasioooo??? Pues sí, ayer hice deporte por primera vez desde que dejó de ser…