¡Ya es viernes! La semana pasada os conté que montar en el cuello de un elefante, bañarlo en el río y aprender mahout en Laos fue una de las mejores experiencias ever. Esta semana, por fin, he tenido un poco de tiempo para seleccionar entre cientos de fotos las que os quería enseñar hoy y daros más datos.
A Laos lo llamaban el reino del millón de elefantes. Ya no lo es. Quedan entre quinientos y mil animales, y el número sigue bajando. La caza furtiva es una de las causas pero, sobre todo, es el uso de elefantes como animales de carga en la explotación forestal lo que resulta más devastador. Sobreviven en condiciones pésimas, con falta de agua y alimento, maltrato, enfermedades, jornadas interminables, cargas abusivas e incluso drogados con anfetaminas para disminiur el hambre y maximizar el trabajo.
Leer esto y montar en cólera es todo uno. Te indignas y te avergüenza que les parezca normal, pero es curioso cómo nos cambia la perspectiva. El maltrato y la explotación de elefantes me pareció inadmisible, pero el uso de vacas y bueyes en Galicia para tirar de pesados arados nunca me había llamado la atención…
Ya había descartado la posibilidad de montar en elefante (están igual de explotados en el turismo y las condiciones son igual de horribles) cuando me topé con un nuevo tipo de empresa: los santuarios de elefantes. Lugares destinados a recoger y rescatar elefantes maltratados en la construcción, darles atención médica, los cuidados necesarios y un hogar en el que vivir. Son lugares, además, que necesitan del turismo para poder mantenerse y continuar con el proyecto.
Como en todo, es fácil autodenominarse experiencia ética sin serlo. Hay muchos artículos, como este, para conocer los requisitos y las condiciones que tienen que tener los animales. Yo busqué y busqué hasta que encontré un santuario que me pareció perfecto: Elephant Village, muy cerca de Luang Prabang.
Cuando llegamos a la ciudad, una de las primera cosas que hicimos fue buscar su oficina. Paramos en dos más para preguntar precios y comparar. Todos andaban por los 35-40 euros el día entero. Llegamos a la de Elephant Village: 80 euros. Toma castaña, más del doble. Y además no había sitio para el día siguiente. Insistimos un poco, porque no nos quedábamos más días en la ciudad, pero el chico fue rotundo. Hay nueve elefantes, solo dan un paseíto al día y un baño, no hay sitio para más.
Salimos disgustados. Volvimos a una agencia de las baratas, a tope de gente y a pesar de eso ningún problema para mañana. Les pregunté por los elefantes, cuántos paseos hacían con gente, cómo eran las condiciones… y todo eran respuestas vagas. No fui capaz. Sacamos la agenda, si acortamos un día aquí y unas horas allá, nos podemos quedar un día más. Volvimos a EV felices y compramos los billetes. Fue el dinero mejor invertido de todo el viaje.
Cuando llegamos estábamos fascinados. Nos dieron toda la info, que empleaban y daban formación a más de 40 personas de las aldeas vecinas, entre ellas a un veterinario permanente, que tenían un hospital, que hacían chequeos diarios, que consiguieron preservar las orillas del río gracias a su actividad, que tenían nueve elefantas, una de ellas totalmente ciega y dos ciegas de un ojo, que comían cada una más de 200 kg de comida al día y les costaban mil euros al mes por cabeza.
Y después, al tajo. Lo primero que hicimos fue un minicurso acelerado de mahout, es decir, nociones de cómo controlar al elefante. Golpecitos y palabras que nunca me aprendí, yo a la mía le decía sooo como si fuera un caballo.
Lo segundo, entrenamiento de cómo subir y bajar y cómo sentarse. Este fue el primer contacto real con el elefante y lo recuerdo con nervios. Además teníamos que hablarles y a mí sólo me salía lo que le digo a Jimena, ¿quién te quiere a ti, cosa pequeña? Menos mal que no me entendían… Yo me espatarré al subir y al bajar no me caí de milagro, si no me llega a agarrar el culo (literalmente, véase foto más abajo) el instructor. Fue tan genial que me temblaban las piernas al bajar.
Una vez entrenadísimos, el paseo de una hora por el río. Nos sentamos en la silla al principio pero una es perica y quiere ir delante siempre, así que en medio del río me cambié de sitio (aún no sé cómo) con nuestro mahout y yo fui en el cuello y él con Iván en la silla. ¡Fue tan guay! Eso sí, las piernas destrozaditas de los pelos duros como alambres de mi elefanta. Si podéis, pantalón largo.
Siempre lo digo pero CLIC en las fotos para verlas en grande, hay algunas muy bonitas. 🙂
Cuando llegamos les dimos de comer plátanos ricos a nuestra gordita (¡que además estaba embarazada!) y cuando te apretaba la mano con la trompa era increíble.
Después nos explicaron otra forma que tienen de generar ingresos, que es convertir la caca de elefante en papel. Yo, por supuesto, el asunto de la caca ya lo había documentado en el momento preciso. 🙂
Aprendimos el ciclo, compramos un par de postales y de marcapáginas de caca elefantera y nos fuimos a comer.
Descansamos un rato en las cabañas, ¡cómo eran las cabañas de ideales!
Y llegó el momento más deseado. ¡El baño! Ya sin las sillas, bajamos al río cada uno en nuestro elefantito y venga chapuzón. La de Iván se metía hasta abajo y la de la chica a mi lado daba unas buenas leches con la trompa en el agua. La mía era más tranqui pero ya se encargaba mi mahout de tirarnos cubos de agua por encima a las dos. Yo solo sé que nada más salgo en dos fotos con la boca cerrada.
Cuando estuvieron fresquitos, con mucha pena volvimos al poblado y nos despedimos de nuestros pequeños. Me habían regalado uno de los días más felices de mi vida y ni siquiera lo sabían. Y yo poco más podía hacer que acariciarle la trompa y decirle bajito ¿quién te quiere a ti, cosa pequeña? En el autobús de vuelta recuerdo que lloré un poquito, pero aún no sé si de pena o de felicidad. O de las dos. 🙂
¡Un beso enorme y feliz fin de semana, bonitos!
Indara
Roser Goula - SempreViaggiando says
¡Qué pasada! 😀 Esto es algo que me encantaría hacer. Se ve super divertido y además cuidando a los elefantes!
AlmÜ says
Yo quiero!!! Jooo! Empezar con tanta envidia el día no puede ser bueno! Eres muy malvada! Me encantan las palabritas para conducir el elefante jejeje. Bueno eso, e imaginarte a ti llamando a un animal de una tonelada "cosa pequeña". Jajajajaja.
Yo me quedé sin montar en elefante, a cambio fui a una comunidad de monjes budistas a ver cómo vivían y lo mejor fue ver dónde vivían, ¡Menudo vergel!
Malanga says
jaja Aiii no! Cuando he llegao a la foto del culamen me he atragantao con el té! Qué gracia, eres genial, me meo toa!
Envidia cochina me das, pedazo viaje y qué momentazos.
Que tengas feliz finde guapetona! 😉
Ángela says
Que pasada!!! Me encantan las fotos, se os ve tan felices! Y que encanto los elefantes. Me parecen unos animales adorables! Por cierto, anoche hice brochetas corazonéscas, jajajajaja, duraron 2 segundos en el plato! 😀 Gracias por la idea! 😉
Un besazo enorme, preciosa y feliz finde!
Belén says
Qué experiencia más bonita!!! y qué fotos más chulas! nos has conseguido transmitir todo lo que disfrutaste, besos!
http://www.butterfliesbox.blogspot.com.es/
Ines Boho Deco Chic says
Que post mas mas mas mas mas bonito! me acuerdo en Instagran cuando comentabas que te daba penita subir al elefante por el tema de la explotación, pero claro de esta forma para ir no un día sino miles, menuda experiencia y saber que ese dinerito lo estas invirtiendo en ayuda y bienestar para ellos. Las fotos preciosas
wacapaka says
que bonito Indara! Que pasada de experiencia 🙂
sialsiquiero says
Nos hemos quedado con muchas ganas de conocer a un elefante...
Sí al sí quiero
Lidia says
Como dicen en mi tierra "se puso púo" el instructor, ¿eh? jajajajaja
Pasada de experiencia...
LoLa says
Madre mía que experiencia!! Me están dando una envidia matutina que no puede ser buena.. jeje. Viendo las fotos me entra una dudilla, ¿había un fotógrafo con vosotros? Veo que tenéis unas fotos increíbles de los dos juntos, y ya me parecería la repera que además de una vivencia así, te lo graben todo en vídeo. jejej
Un saludo
El sofá amarillo says
Jajaja, no, no había fotógrafo pero el guía se ofrecía durante el paseo y durante el baño a hacernos fotos. El pobre no daba abasto con tanta cámara, pero la verdad es que las hizo genial! 🙂
Chus says
Ohhh qué bonito!!! es de esas experiencias que no se olvidan jamás. Me han ecnantado las fotos y has hecho que me sensibilice con los elefantes. Feliz fin de semana. Un besito.
daestres says
En dos palabras.... IM-PRESIONANTE 😉
Soniambar says
Me ha encantado como narras tu experiencia...
Voy a compartirlo a ver si alguno se da por aludido y nos atrevemos a ir!! 😉
Gelolas_Vintage says
Que maravilla!!! apuntado en mi lista de cosas que hacer antes de morir!!!
Saludos desde Gelolas Vintage (moda vintage y antigüedades en Vigo)
www.gelolasvintageshop.blogspot.com
Miguel says
Increible post, las fotos, las vivencias, que envidia ! Algun día estare alli, lo juro !
Rocío says
por culpa de este viaje me enganché a ti! 🙂
Rosa - El Estilario says
Jope Indara me encantaaaaaaaaaaaaaaa qué bonito todo snif snif. Es que es de sueño, qué chulada, por favor...
Y entre lagrimilla y lagrimilla me he dado dos buenos ataques de risa con momento oriental magrea culo de occidental mmmm señola qué lica. Y con la caca elefantera mutando a papel jajajajajajaja Qué geniales sois.
besos!!
Mis instantáneas says
Qué bonita aventura y qué bien explicado!!! yo estuve en Luang Prabang en un resort (así llaman a un hotel compuesto de cabañas) que se llamaba Lao Spirit, en plena selva y muy bonito (por si os interesa ir jeje) y al otro lado del río veía un Santuario de Elefantes... ¡quizás era ese!
Gloria Acero says
Demasiado bellas tus fotos!!!!! me encanta leerte te mando un super beso desde Colombia. 🙂
Nurieta says
Indara, me impacto tanto esta entradaa que mañana Por la mañana VAMOS a la reserva de elefantes!
Estamos en Laos de VACACIONES . Somos de Madrid y estoy enganchada a tu blog, y aqui nos Hemos planteado, Por tu culpa!!! Deseando que llegue mañana!
Muchas gracias muchas muchas gracias Por compartir tus experiencias!!!
Un besazo