Mucha gente me pregunta qué fue lo que más me gustó de nuestro último viaje a Asia. En cuanto a países, la cosa está muy reñida entre Camboya y Laos. En cuanto a ciudades, no tengo duda: Luang Prabang.
Una es urbanita y viviría feliz en Londres o Nueva York, pero Luang Prabang es la ciudad a la que volver siempre que la vida nos agobie y necesitemos un lugar para reencontrarnos con nosotros mismos, disfrutar de la calma y organizar nuestras prioridades. Y yo regreso de vez en cuando, repaso las fotos y los sentimientos y sin darme cuenta vuelvo a ser feliz.
Una de las experiencias más increíbles que vivimos aquí fue la entrega de limosna a los monjes de madrugada o Bat Tak. Cada día, a las cinco y media de la mañana, una hilera interminable color azafrán recorre las calles de la ciudad con sus cestos vacíos recogiendo todo aquello que los fieles, arrodillados en el suelo y sin mirarles a los ojos, les quieren dar. Es sobre todo arroz, pero también fruta y algunos dulces. Lo que recojan es lo único que comerán ese día.
Teniendo en cuenta que Laos es uno de los países más pobres del mundo, es una ceremonia que sobrecoge y te aprieta fuerte a ratitos en la garganta, y que te hace pensar muchas cosas, unas buenas y otras no tanto. Pero en el budismo no se entiende la limosna como forma de caridad sino como muestra de respeto hacia lo que representan los monjes. Es curioso cómo una tradición tan antigua, que forma parte de la cultura y del día a día habitual de la ciudad, es para nosotros algo tan exótico y especial.
Lo siento por las fotos pero era prácticamente de noche e intenté ser lo más discreta posible. Se trata de una ceremonia religiosa y el respeto es fundamental. Y ya que nos permiten participar a los turistas (en contra de la opinión de muchos monjes, por lo que nos contaron), al menos tenemos que intentar no interferir y molestar lo mínimo posible.
Cuando creíamos que eso era todo, el dueño de nuestro albergue nos llevó muy rápido a otra calle, más pequeñita y mucho menos concurrida. Y aquí vivimos uno de los momentos más emocionantes, la oración de los monjes. La hacen en lugares algo ocultos para que haya la mínima presencia de extranjeros, y reconozco que fue increíble pero aquí sí que me sentí un poco intrusa. No tenía muy claro lo que iba a pasar cuando empecé a grabar, y luego me dio pena cortar el vídeo, así que voilà.
[vimeo 61885951 w=500 h=281]
Al final, cuando las mujeres ponen unos granitos de arroz en el suelo y vierten un poquito de agua por encima, nos explicaron que se trataba de una ofrenda a los difuntos. Y desde que lo vimos nos fuimos encontrando bolitas de arroz mojado en los sitios más insospechados, ya se convirtió casi en un juego de buscar arroz. En las aceras, en las estatuas, en los templos… por todas partes encontrábamos pequeñas ofrendas, pero nunca más vimos a nadie hacerlo en directo.
¡Un beso enorme y feliz fin de semana!
Indara
aNa says
La verdad es que aunque no me siento nada atraída por los viajes a este tipo de lugares, creo que las experiencias que se viven son únicas y que enriquecen mucho personalmente. Por si acaso, voy tomando nota, no vaya a ser que algún día me salte el clic y... 😛
¡¡Feliz finde Indara!! 🙂
No llores patito says
Qué experiencia tan increíble y única. Pelos de punta. Gracias por compartirla con nosotros. bs
http://nollorespatito.blogspot.com.es/
Arancha says
Precioso post Indara!,me siento totalmente identificada con tus experiencias en este viaje.Yo estuve en Tahilandia el año pasado también y aunque íbamos de luna de miel, se convirtiò en una experiencia personal tremenda,es el viaje que más me ha aportado a nivel espiritual,desde entonces tengo omnipresente la de cosas q tenemos y que aún así muchas veces no somos todo lo felices q querríamos,muchas veces miro las fotos de nuevo y bajo mis revoluciones.Gracias por compartir estos momentos tan especiales,transmites una sensibilidad tremenda cuando lo cuentas.
petitcares says
A veces es triste pensar que necesitemos ver y sentir ciertas cosas para darnos cuenta de la suerte que tenemos, pero así es... Vivimos realidades totalmente diferentes...
Un bs
Maria Eugenia says
Es una experiencia única y conmovedora
labiciazul.blogspot.com